Un dragón acalorado

A estas alturas del año seguimos esperando el calor.

Esas piscinas en semipenumbra se adivinan heladas,
y aunqne el cielo aquí en Madrid ya es azul y lo surcan golondrinas,
un aire fresco que todo lo envuelve nos hace suspirar por la llegada del calor.

Pero quizá porque acababa de escupir una bocanada de fuego ardiente,

o simplemente porque los dragones son menos frioleros que los humanos,

hoy he sorprendido a éste mirando con deseo las azules aguas

Al entrar yo en la habitación se ha asustado...

... por un momento he temido que echara a volar por la ventana abierta
moviendo su diminuta ala,
quizá para zambullirse en esas aguas géilidas...

... pero al final se ha quedado conmigo.

Voy a cuidarlo hasta que se lo entregue a Lorena,
que me lo encargó hace ya un tiempo para
Guille,
su sobrino.

Un beso a todas y gracias por vuestra visita y comentarios,

Elena