Burlar al frío

Después de un verano más fresco de lo habitual,
estamos disfrutando del otoño más cálido (¿o debería decir caluroso?) de los últimos 130 años.

Las hojas de los árboles se resisten a caer,
siguen colándose avispas en mi casa,
en los armarios sigue colgada la ropa fresca de verano
junto a los jerseys y abrigos recientemente rescatados de los altillos.

Con todo, hay que ser precavido:
el huracán Gonzalo ha sobrevolado esta semana las Islas Británicas

y el calendario avanza inexorable hacia el mes de Noviembre.

No hay escapatoria posible, me temo.

El frío llegará sí o sí.

Pero antes de que el aire helador llame a su puerta
- o peor aún, se cuele por debajo de ella, -
una amiga me encargó un tapavientos
(¿existe esta palabra? ¿me la acabo de inventar?).

Ella quería una leyenda que hiciese hogar

y dos cruces en los extremos

para bendecir su casa.

El bordado, en punto de cadeneta.

Y las telas que he usado para las aplicaciones son navideñas,

pero tan bonitas y alegres que se pueden lucir todo el año.

Rojo y verde agua.

Color cálido y color frió sobre una base de lino.

Espero que este burlete
- ésta es la palabra correcta, ya lo he averiguado -
cumpla su cometido
y ayude a mantener el calor en ese hogar.

 Y vosotras,
¿en qué labores andáis metidas para burlaros del frío?

P.D.: Esta semana me he enlazado al Finish it up Friday de Amanda.

Dulce toro bravo

El viaje entre Madrid y Barcelona en coche,
que hacemos con cierta frecuencia,
a veces se hace pesado y tedioso para los niños.

Por eso a lo largo de esos seiscientos kilómetros,
cantamos canciones,
contamos cuentos,
inventamos juegos...

Y uno de esos juegos consiste
en ver quién descubre
más toros de Osborne
a lo largo de nuestro camino.

- Foto de Alamy -

Encaramado a un risco,

junto a un castillo derruido,

entre molinos...

¿Pero de dónde salieron esos toros?

Me lo contó mi amiga Silvia:
de la forja de José Tejada,

su tío abuelo,

un herrero de Puerto de Santa María.

Silvia me habló de las visitas que de niña hacía con su hermana al taller,
y me pareció una historia de cuento.

En la forja se fabricaban las placas y la estructura
que luego se instalaban por las carreteras de España
por el propio José Tejada y su familia.

Los toros actuales miden alrededor de 14 metros y pesan 4.000 kilos.

Hace poco fue el cumple de Silvia,
a la que le debía además un detalle por su ayuda en un momento difícil,
así que me puse manos a la obra
para prepararle unas galletas muy especiales.

Le hice cuatro modelos:
un de un toro completamente negro,
otro con un corazón rojo,
otro con una flor blanca en la oreja
y un cuarto con corazón y flor.

Aquí los veis trotando sobre un campo de lunares.

 Y aquí ya empaquetados,
listos para llevárselos a Silvia.

Unos toros más dulces que bravos, la verdad.

Y hechos con todo mi cariño.

* * * * * * * * *

¿Y vosotras?

¿Cómo amenizáis los largos viajes por carretera!?

Contadme 

Muchos besos,

Elena